En lo que respecta a los contenidos, los últimos 2 años han modificado todos nuestros patrones típicos. No es exagerado decir que el video fue la aplicación más destacada de este período. Ya sea corto, largo, transmitido o compartido, nos apoyamos en el video para llenar nuestras vidas.
Nuestras bibliotecas de contenido, autooptimizadas y algorítmicamente ajustadas a nuestros intereses, reflejan años de curiosidad desenfrenada, desarrollo de habilidades, pasión e intereses. Hoy en día, son como una especie de mundos construidos a partir de aquello que nos gusta.
Lo que nos emociona o entusiasma puede tener un día o una década de antigüedad, dejando obsoleta la sabiduría convencional de la era dominada por la televisión. Por ejemplo, el programa de televisión más visto entre los estadounidenses de la Generación Z es "The Office", a pesar de que finalizó en 2013. No solamente nos interesan las novedades, sino también lo que captura nuestra imaginación, ya sea imágenes icónicas de conciertos o videos antiguos que nos enseñan algo, como, por ejemplo, cómo hacer compost o cómo usar una motosierra sin perder un dedo.
Estamos fascinados con estos momentos de sintonización porque impulsan una transformación digital radical en todos los sectores. Para la industria, representan un llamado para diseñar una creatividad que no solo llegue a las personas, sino que también les resuene de algún modo.
Mientras los equipos creativos navegan por un paisaje transformado por las infinitas opciones de elección que tienen los espectadores, te contamos 3 aspectos críticos a tener en cuenta.